La muchacha se las arregló para conseguir agua caliente y toallas limpias, pero debido a la prisa no pudo evitar quemarse las manos. Varios minutos más tarde se empezó a oir los llantos del bebé, había nacido sano y salvo a pesar de las extrañas circunstancias que le rodeaban.
La chica estaba contenta y a la vez perpleja, por lo que no dijo nada, lo cual era muy raro de su parte.
-¿Qué pasa?- preguntó la madre creyendo que le había pasado algo a su bebé.
-¡Ah! No es nada, supongo que habrán sido imaginaciones mías- dijo la chica.
-¡Enhorabuena! Es una hermosa niña con cabello de color negro brillante y piel blanca, y ojos...- calló por un momento y luego continuó- Se parece mucho a usted.
-¿Qué pasa con sus ojos?- preguntó preocupada la mujer.
Al escuchar ésto, la madre se puso pálida, pero al ver cómo la estaba mirando la joven volvió a la "normalidad". Sin embargo ya no le quedaba demasiado tiempo ya que sus heridas eran muy profundas y había perdido mucha sangre.
Empezó a sudar y le resultaba difícil respirar.
-¿Se encuentra usted bien?-dijo la muchacha mientras cargaba a la niña en sus brazos.
Pero ya era tarde, a la mujer no le que daba suficiente fuerza para seguir hablando, no obstante, hizo un último esfuerzo para pronunciar estas palabras:
-F-O-X, ¡Fox! - exclamó mientras levantaba el brazo sosteniendo un pañuelo.
Después de decir esto, la madre cerró los ojos y no volvió a abrirlos.
¿Qué pasará con la recién nacida?
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